“A Dios pongo por testigo que no podrán derribarme. Sobreviviré, y cuando todo haya pasado, nunca volveré a pasar hambre, ni yo ni ninguno de los míos”
Eso afirmaba Escarlata O´Hara, en una de las secuencias más recordadas de ese clásico incombustible de la cinematografía (creo que no necesita aclaración, estoy hablando de Lo que el viento se llevó), como símbolo de la fortaleza de quien se levanta de las caídas todavía más fuerte y dispuesta a luchar para conseguir sus objetivos, ése será el leit motiv de mi último post de 2016.
Frente a la adversidad (la burocracia), los enemigos (resistentes al cambio) y la pobreza (sin recursos para la innovación en todas sus dimensiones), los empleados públicos comenzaremos este 2017 con renovadas fuerzas para continuar luchando con la mejora en el servicio público y para transformar a la administración en la mejor versión posible de sí misma y que se merecen todos los ciudadanos.
Para ello, debemos descartar con el viejo año viejos hábitos y malas costumbres, y asegurar que en el 2017, YO, EMPLEADO PÚBLICO
- No tramitaré más en papel